
Siento que he escuchado ese estruendo del mar durante toda mi vida. A veces, me susurra al oído, junto al crujido de las hojas de las palmeras. El estruendo sonaba como un trueno distante. Ya estoy demasiado lejos. No puedo escucharlo. Ahora es como el, cuyo rostro no estoy segura de poder recordar.
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