3. Todo tiene su fin.


No podía creer lo que veía. En verdad, era algo hermoso de ver. Ojos verdes tan claros que parecía un espejo donde podía verme. No era una mirada piadosa ni una mirada furiosa. No, para nada. Era todo lo contrario, una dulce y contagiosa mirada.
- No se me es fácil contar mi pasado. Y no lo haré. Por cierto, te mentí.
-¿Cómo que me mentiste? No te entiendo.
-Respecto a si te conocía o no. Claro que te conozco, siempre eres una de las protagonistas de mis sueños. Te lo negué por el simple hecho del temor, pensé que estaba todavía soñando pero esto parece tan real.
-No estás soñando. Y si se diera el caso, yo también estaría soñando pero no, estamos los dos aquí en carne y hueso.
Realmente, todo parecía un cuento de hadas o más bien de princesas. Me sentó en el suelo sin apartarme la mirada. Esa mirada era mortífera para mí. Lo único que pude hacer es seguir mirándole, estaba completamente embobada. ¿Por qué? ¿Por qué con lo mínimo me tienes loca? ¿Qué haces para tenerme así suplicando un breve acercamiento a tus labios rosados?
Una situación perfecta, hermosa y espectacular. Algo en mi me decía que se acabaría dentro de poco. A lo lejos empecé a escuchar mi nombre. No me importaba, quería seguir mirándole pero fue el él que dio el paso de quitar la mirada y así darme el toque para moverme. Adiós momento de ensueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario