2. Algo es algo.

La fría arena que pisaba me recordaban el miedo que tenía, y no estaba segura a qué tipo de temor. Cada vez estaba más cerca y mi corazón estaba eufórico, en cualquier momento pensé que saldría de mi cuerpo. Por fin alcancé a donde estaba el, en verdad es el ser más bello que había visto en mi vida. Aunque eso no era lo único que me impresionaba, también estaba el hecho de que, solamente él, era el protagonista de mis sueños.

- Hola, ¿me puedo sentar aquí a tu lado?

-Haz lo que quieras.

No desvió la mirada ni para mirarme, eso me inquieto. Aún así me senté a su lado no muy cerca pero tampoco lejos.

-Es precioso este paisaje, se siente tranquilidad ¿no crees?

-Yo lo odio.

-¿Odiarlo? ¿Se puede odiar algo tan bello?

-Te sorprenderías.

-Entonces, sorpréndeme.

-¿No te conozco de nada y ya quieres escucharme contar historias de miedo?

-Bueno, yo te conozco. - En sus labios hubo un breve atisbo de sonrisa pero se aguantó las ganas y se quedo en silencio – De verás, yo creo conocerte.

-¿Conocerme? Lo dudo mucho. Tú no me suenas de nada.

-Ni siquiera me has mirado. ¿Cómo lo vas a saber?

-No me hace falta mirarte para saberlo.

‘’Un diablo disfrazado de ángel’’. Eso fue lo que me planteé. Ese chico terco no iva a dar marcha atrás por lo que me levanté dispuesta a sentarme algo más lejos. Pero unas cálidas manos acariciaron las mías hasta agarrarme. Al darme la vuelta pude averiguar que él, me estaba mirando fijamente a los ojos.

-¿Quieres escuchar la historia?

-Sí.

- ¿Cómo te llamas?

-Amy ¿y tú? 

-Encantado, mi nombre es Teo.